En verano cambiamos nuestro ritmo de vida, variamos nuestras rutinas y en vacaciones hacemos algún que otro exceso. En muchos casos también se cambia de domicilio o se opta por un viaje.
Aunque el verano parezca la época ideal del año por el buen tiempo y las vacaciones, si nos fijamos bien, encontramos algún que otro problema. Por ejemplo: llegan los temidos mosquitos, para los que podemos usar repelente; también podemos sufrir calor sofocante en algunas zonas, para lo que un buen chapuzón fresquito nos puede ayudar; o las rozaduras en los pies por las chanclas, en cual caso una tirita puede solucionar el problema.
Pero, ¿qué pasa con la acidez? En verano también variamos la dieta y algunos de los alimentos que comemos no son los mismos que durante el resto del año. Es el caso del gazpacho, que se compone de tomate en su gran mayoría y tiene un alto grado de acidez. O el caso de los helados, tan ricos y refrescantes, pero con un alto componente calórico y graso que puede provocarnos acidez. Durante esta época del año también se aumenta el consumo de fruta, muy necesaria y saludable, aunque muy ácida en algunos casos (cítricos y piña).
Los horarios y nuestros hábitos se modifican en estos meses de verano; se suele comer más a deshoras y, a menudo, aumenta el consumo de alcohol. Estos cambios pueden causarnos acidez.
Igual que para los mosquitos, el calor y las rozaduras, para la acidez hay solución. Intenta evitar comer alimentos que nos la puedan provocar, y no hagas excesos con la comida ni el alcohol. ¡Se puede disfrutar del verano de manera saludable!
Y para ti, ¿cuáles son los problemas veraniegos?
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